Las áreas protegidas son espacios determinados por un Estado sujeto a un marco legal e institucional definido para garantizar la conservación de sus particularidades y riquezas medioambientales y culturales.
Se dividen en 5 grupos: áreas de protección de flora y fauna, parques nacionales, áreas de protección de recursos naturales, reserva de la biosfera y áreas de recreación urbana. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN (1994) define a las áreas protegidas como: «Una superficie de tierra o mar especialmente dedicada a la protección y mantenimiento de la Biodiversidad y de los recursos naturales y culturales asociados; manejada a través de medios legales, o de otros medios efectivos».
De acuerdo con esta definición, e independientemente de su carácter antropocentrista, las áreas protegidas son territorios de manejo especial destinados a la administración, manejo y protección del ambiente y los recursos naturales renovables —tanto florísticos como faunísticos— que albergan.
Las áreas protegidas son espacios creados por la sociedad en su conjunto, articulando esfuerzos que garanticen la vida en condiciones de bienestar, es decir la conservación de la biodiversidad así como el mantenimiento de los procesos ecológicos necesarios para su preservación y el desarrollo del Homo sapiens.
“Las áreas protegidas contribuyen a la conservación del patrimonio natural y cultural del país y ayudan a reducir las presiones causadas por algunas actividades humanas sobre estos ambientes. En ellas el impacto se reduce a la mínima expresión y, por tanto, se transforman en sitios de referencia para apreciar los beneficios de la protección.
Anexo: Parques Nacionales y Naturales en España:
"La salida para llegar a sociedades más emancipadas pasa por seguir esta fórmula: Doler => Saber => Querer => Poder => Hacer" Juan Carlos Monedero
domingo, 10 de febrero de 2013
Yves Lacoste: Geografía: un arma para la guerra
Yves Lacoste es un geógrafo y geopolítico francés, nacido el 7 de diciembre de 1929 en Fez, Marruecos. Actualmente es profesor emérito de geopolítica en la Universidad de París VIII.
Y. Lacoste comenzó una refundación y una democratización de la geopolítica. En 1976, funda Hérodote, revista de referencia en geografía y geopolítica. Profesor emérito en la Universidad Paris VIII, enseña en el Instituto francés de geopolítica, fundado por él y hoy dirigido por Béatrice Giblin
Con la revista Hérodote y, más tarde, su obra La Geografía: un arma para la guerra, comenzó un intento de reintroducir el estudio de la ciencia geopolítica en Francia, desembarazándola de su injusta imagen de ciencia nazi.
Esta obra surge, principalmente, de su estancia en julio de 1972 en Vietnam, donde firma, a su vuelta, un artículo en la edición del 16 de agosto de ese año en Le Monde acusando a los Estados Unidos de haber bombardeado los cimientos de los diques de los deltas del río Rojo con la finalidad de provocar su destrucción y culpar a una catástrofe natural de las víctimas de la inundación. En este artículo afirma que el saber de la geografía puede servir a un estado a hacer la guerra. En su obra La geografía: un arma para la guerra, distingue tres geografías: la geografía escolar y universitaria, la geogafía espectáculo y la geografía como instrumento del poder, las dos primeras disimulan la tercera. Si esta teoría es hoy en día puesta en duda por una parte de la comunidad de geógrafos (a partir de la publicación de este ensayo Pierre George rompió con Lacoste), el gran mérito del ensayo fue en primer lugar el haber animado a los geógrafos a interesarse por los problemas epistemológicos de su disciplina, así como a reactivar una geografía activa que se comprometa en la organización del espacio.
Para saber más

Con la revista Hérodote y, más tarde, su obra La Geografía: un arma para la guerra, comenzó un intento de reintroducir el estudio de la ciencia geopolítica en Francia, desembarazándola de su injusta imagen de ciencia nazi.
Esta obra surge, principalmente, de su estancia en julio de 1972 en Vietnam, donde firma, a su vuelta, un artículo en la edición del 16 de agosto de ese año en Le Monde acusando a los Estados Unidos de haber bombardeado los cimientos de los diques de los deltas del río Rojo con la finalidad de provocar su destrucción y culpar a una catástrofe natural de las víctimas de la inundación. En este artículo afirma que el saber de la geografía puede servir a un estado a hacer la guerra. En su obra La geografía: un arma para la guerra, distingue tres geografías: la geografía escolar y universitaria, la geogafía espectáculo y la geografía como instrumento del poder, las dos primeras disimulan la tercera. Si esta teoría es hoy en día puesta en duda por una parte de la comunidad de geógrafos (a partir de la publicación de este ensayo Pierre George rompió con Lacoste), el gran mérito del ensayo fue en primer lugar el haber animado a los geógrafos a interesarse por los problemas epistemológicos de su disciplina, así como a reactivar una geografía activa que se comprometa en la organización del espacio.
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